Preparant el que ha de ser tercer post d’aquesta sèrie, topo per casualitat amb un article d’opinió de Germinal, «En el puerto de Barcelona.- Frente Único, camino de victoria»,* que em penso que no puc passar per alt i que, per la data de publicació, hauria d’haver inclòs en el post anterior: d’aquí l’annex del títol. (N’hi deu haver d’altres, però caldria buidar tots els números de la premsa vinculada o afí al BOC i al POUM, de 1931 a 1936, per comprovar-ho). Hi sosté que els conflictes i els enfrontaments entre obrers portuaris, atiats per la burgesia, han deixat seqüeles greus. I que per fer front a les condicions laborals adverses del moment, les llistes negres i l’explotació, cal la unitat d’acció dels treballadors. Aquí en teniu la transcripció:
Están
en la memoria de todos los trabajadores los conflictos del Puerto.
Luchas entre obreros, batallas y energías que se perdieron por unos
y otros.
Las
consecuencias han perdurado hasta ahora; la clase obrera paga muy
caras sus equivocaciones. El
Puerto tiene unas especiales condiciones de trabajo diferentes de
todas las industrias. La burguesía portuaria además de todos los
resortes que tienen sus hermanas posee algunos de un valor
excepcional. Le es posible por medio de
encargados y de preferidos en la contratación, tener un ejército de
adictos y soplones entre los mismos obreros, que encizañando las
divergencias, agudizando los resentimientos, le hacen el juego a la
perfección.
El
honrado trabajador que ve sus necesidades no cubiertas, que ve las
condiciones conseguidas en otros tiempos a través de luchas,
burladas, se siente rebelde, pero a su lado tiene quien le
“demuestra” que los culpables de todo son otros obreros y aquel
malestar que se transformaría en tener una clara visión de la
realidad, en un empuje de clase formidable, ha producido por el
contrario enemistad entre camaradas de explotación y privaciones.
El
panorama actual. Trabajo pesado, reducción de personal, inexistencia
en la realidad de las limitaciones de sección, trabajo bajo lluvia y
nieve, interpretación arbitraria de las leyes sociales, boicot a los
que se significan en las luchas.
Pero
parece que ha llegado también su hora al Puerto. Por las estibas y
las bodegas ya se oyen voces esperanzadoras. El frente único como
solución va recogiendo adeptos, captando voluntades. Se recuerda en
conversaciones al conflicto de Gas y Electricidad, al de los
trabajadores mercantiles. ¡Oh, magnos precedentes, cuánto ayudáis!
Van
alzándose las conciencias de los trabajadores no pasados al enemigo.
Se
grita ya allí entre blasfemias. Hay que salir de la modorra
imperante, librarse de los tutelajes interesados. Delimitación de
campos, o con nosotros los trabajadores, o al lado de nuestros
explotadores. En toda batalla, los que se colocan entre dos fuegos,
han de ser y son los primeros en caer.
Paso
a la nueva modalidad de lucha, saltemos los intereses de secta o de
grupo; la clase trabajadora está por encima de todo y no admite
monopolio.
Que
nuestros dirigentes se hagan eco de estas voces, de estas ansias de
no perder energías luchando con obreros, sino de aunarlas todas
contra el enemigo común, que sepan representarnos y ser dignos de
nuestra confianza, si no serán desbordados. La clase obrera cumple
sus amenazas.
Contra
una burguesía fuerte y astuta solo es posible
triunfar con la formidable arma de la unidad de acción.
En
el Puerto, sabremos realizarla, sabremos imponerla.
Germinal VIDAL
* La Batalla, núm. 186, 26 de maig de 1934, p. 2.
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