dimarts, 1 de setembre del 2020

AQUELLS TEMPS FELIÇOS...


José Vila Martínez, bisbe de Girona (1925-1932)

Ai, aquells temps feliços en què l’Autoritat Militar posava ratlla a la situació insostenible que creava aquí la gent de forca expressant-se en llengua indígena, com si poguessin existir formes idiomàtiques diferents a la Llengua Oficial Espanyola! Com si això no atemptés furtivament contra la indissoluble Unitat de la Pàtria comuna! I no sols l’Autoritat Militar, sinó també la Religiosa!
Així, per exemple, el 22 de febrer de 1929, el valencià José Vila Martínez, el successor dels Apòstols que Primo de Rivera havia encolomat a Girona, enviava una circular als seus pastors que deia:
«La Santa Sede [al front de la qual hi havia Pius XI, “el Papa de les missions”], por el órgano de la Sagrada Congregación del Concilio en sus Letras de 4 de Enero de 1929 a mí dirigidas, en el capítulo “De sacris concionibus” dispone literalmente como sigue:
»a).- Enteramente queda prohibido a uno y otro clero [regular i secular] el empleo en los sermones de la lengua catalana moderna o literaria, la cual ni los mismos catalanes, con pocas excepciones, entienden.
»b).- Asimismo se prohibe, bajo penas canónicas, toda insinuación, aun larvada, de política de revolución contra España en los sermones.
»c).- En las parroquias principalmente urbanas, los domingos y demás fiestas de precepto del año nunca falte la explanación del evangelio en lengua castellana. Mas la explanación del evangelio en lengua catalana, aunque no es absolutamente necesaria, porque las familias catalanas entienden la lengua castellana, es sin embargo prudente que se haga.
»d).- Los sermones de triduos, novenas, panegíricos, etc. segun la costumbre antigua, predíquense en lengua castellana.
»En virtud del mandato que se añade de que cuanto antes se haga saber a uno y otro clero, tengo la honra de comunicar[se]lo [...] con la seguridad de que, acatando devotamente la prescripción de la Santa Sede, cuidará de su cumplimiento fiel [...].»
La pregunta que s’imposa, doncs, és ben dramàtica: QUI TÉ CURA AVUI DE LA DIMENSIÓ LINGÜÍSTICA DE LA NOSTRA SALUT ESPIRITUAL?