José Vila Martínez, bisbe de Girona (1925-1932) |
Ai, aquells temps feliços en què l’Autoritat Militar posava
ratlla a la situació insostenible que creava aquí la gent de forca
expressant-se en llengua indígena, com si poguessin existir formes
idiomàtiques diferents a la Llengua Oficial Espanyola! Com si això
no atemptés furtivament contra la indissoluble Unitat de la Pàtria
comuna! I no sols l’Autoritat Militar, sinó també la Religiosa!
Així, per exemple, el 22 de febrer de 1929, el valencià José Vila
Martínez, el successor dels Apòstols que Primo de Rivera havia
encolomat a Girona, enviava una circular als seus pastors que deia:
«La Santa Sede [al front de la qual hi havia Pius XI, “el Papa
de les missions”], por el órgano de la Sagrada Congregación
del Concilio en sus Letras de 4 de Enero de 1929 a mí dirigidas, en
el capítulo “De sacris concionibus” dispone literalmente como
sigue:
»a).- Enteramente queda prohibido a uno y otro clero [regular i
secular] el empleo en los sermones de la lengua catalana moderna
o literaria, la cual ni los mismos catalanes, con pocas excepciones,
entienden.
»b).- Asimismo se prohibe, bajo penas canónicas, toda insinuación,
aun larvada, de política de revolución contra España en los
sermones.
»c).- En las parroquias principalmente urbanas, los domingos y demás
fiestas de precepto del año nunca falte la explanación del
evangelio en lengua castellana. Mas la explanación del evangelio en
lengua catalana, aunque no es absolutamente necesaria, porque las
familias catalanas entienden la lengua castellana, es sin embargo
prudente que se haga.
»d).- Los sermones de triduos, novenas, panegíricos, etc. segun la
costumbre antigua, predíquense en lengua castellana.
»En virtud del mandato que se añade de que cuanto antes se haga
saber a uno y otro clero, tengo la honra de comunicar[se]lo
[...] con la seguridad de que, acatando devotamente la prescripción
de la Santa Sede, cuidará de su cumplimiento fiel [...].»
La pregunta que s’imposa, doncs, és ben dramàtica: QUI TÉ CURA
AVUI DE LA DIMENSIÓ LINGÜÍSTICA DE LA NOSTRA SALUT ESPIRITUAL?